El programa de Misioneros por el Mundo viaja esta semana a Gambo en Etiopía. La agricultura es la base de su economía y la falta de acceso al agua potable es uno de sus principales problemas.
El primer protagonista es Álvaro Palacios, misionero de la Consolata. "En una misión, el principio motor es la iglesia, por eso os cito en el sitio que va a dar sentido a todo lo que veremos". "Al tener un tío misionero en China se me abrió un deseo muy fuerte de niño". "Hay lugares en los que hay escasez de agua y han llegado a venir al pozo con carros para cargar agua". Con Álvaro, visitamos el Hospital. "Nadie se va de aquí sin ser tratado".
En Misioneros por el Mundo conocemos al equipo médico del Hospital. "Lo que más me conmovió- afirma el cirujano- fue ver niños amputados y saber que la causa habían sido infecciones. Pensé aquí hay que volver". El misionero nos enseña los cultivos y animales que tiene la Misión. "La gente dice que su vida es así porque han podido estudiar" . "Con el número de personas afectadas por lepra, se vio la necesidad de construir viviendas para estas familias. El paso del tiempo las ha estropeado y por eso estamos en un proyecto de renovación del poblado".
http://videos.13tv.es/video/?videoId=e-47523
L’arcivescovo di Rabat parla della sua prossima creazione a cardinale. “Non è un riconoscimento a me, ma a tutta una Chiesa e una regione che resta invisibile”
È arcivescovo di Rabat dal marzo 2018, dopo una vita spesa in missione, prima in Sudamerica, e in particolare in Paraguay e Bolivia, e dopo in Marocco dal 2003 al 2010, e poi da vescovo a marzo 2018 dopo una parentesi nella natia spagna. E lì ha potuto accogliere Papa Francesco durante il viaggio in Marocco. Cristobal Lopez Romero, salesiano, giornalista di formazione, ...
En los días 9 y 10 de agosto de 2019 se ha realizado en Colombia la celebración de la elevación del Vicariato Apostólico de San Vicente del Cagúan a Diócesis y posesión canónica del Obispo diocesano.
Después de agradecer con sentimientos de adoración la historia de los franciscanos, capuchino misioneros y misioneras de la Consolata y otras fuerzas que se fueron uniendo. En su homilía Mons. Francisco Javier Munera C. exhortó a los agentes evangelizadores y a los fieles en general a crecer y caminar teniendo presente los criterios de comunión y subsidiariedad- sinodalidad. Después de la solemne Eucaristía, hubo un compartir fraterno.
La Vicaria de Barlovento, en el Estado Miranda, pertenece a la diócesis de Guarenas, región que dista unos 100 kilómetros de Caracas. En esta zona, los jóvenes padres kenianos, Charles Gachara Munyu y Silvanus Ngugi Omuono, junto al padre congolés, Charles Ma'daluma, trabajan en cuatro parroquias: Caucagua, Tapipa, Panaquire y El Clavo. Los misioneros de la Consolata residieron en Tapipa por más de 30 años, pero desde noviembre de 2018 se cambiaron para Caucagua desde donde atienden las parroquias que juntas suman unas 40 pequeñas comunidades. Ubicado en la costa del mar de Caribe con un clima caliente, la tierra de Barlovento es de gran fertilidad. La población local que es predominantemente afrodescendiente se dedica al cultivo de cacao, plátano, yuca, ñame y maíz, entre otros. Hay también algunas actividades comerciales.
Todo el territorio es controlado por grupos armados que operan en la ilegalidad. Los “malandros”, como son llamados, son muchachos muy jóvenes. A menudo ellos atacan, roban o secuestran a los que pasan por las carreteras. En diversas ocasiones, los misioneros y hasta el obispo local, Mons. Gustavo Garcia, se han encontrado con armas apuntando hacia sus cabezas.
En Venezuela la violencia aumenta. Según estadísticas, el país tiene 30 millones de habitantes y aproximadamente 15 millones de armas en manos de civiles. El año pasado murieron asesinadas, cerca de 25 mil personas. En la ausencia del Estado, bandas armadas se organizan en sus feudos como en las minas de oro clandestinas donde impera la ley del más fuerte.
A pesar de todo, los misioneros siguen su misión junto a la gente. El domingo, 28 de julio, después de celebrar dos misas en la iglesia matriz de Caucagua, mientras P. Charles Ma'daluma visitaba las parroquias de Tapipa y Panaquire, P. Charles Gachara y yo estuvimos en la comunidad de las Guayanas, que queda en El Clavo, a 35 km de la sede. Los misioneros ya sufrieron dos robos de carros y por prudencia ahora utilizan el transporte público (bus y moto taxi) y muchas hacen parte del trayecto caminando. Con todo, ellos no dejan de visitar a las comunidades para celebrar los sacramentos, organizar la catequesis, formar animadores, hacer actividades con los jóvenes y acompañar a las familias más necesitadas.
Ante la escasez, entre los 13 misioneros de la Consolata que trabajan en Venezuela, es visible el espíritu de familia tan deseado por el Beato Fundador, el P. José Allamano. “En el grupo pruebo mucha fraternidad y solidaridad. Esta sensibilidad en compartir lo poco que tenemos y en utilizar los bienes, es uno de los valores que fortalece la misión”, afirma P. Charles Gachara. “A pesar de las necesidades y de la violencia ese espíritu de familia suaviza los tantos golpes que recibimos de esta sociedad desestructurada. La comunión nos mantiene animados. Aprendimos a priorizar lo más importante y alimentamos la esperanza de que todo va a mejorar”, comenta el padre. Hay gente que quiere salir del país, como los 4 millones que ya han inmigrado, pero al ver que los misioneros permanecen cambian de idea y se quedan a luchar para mejorar la situación.
Después de recorrer 32 km en bus seguimos otros 8 km de moto taxi. El total el pago por el trasporte de los dos padres fue 12.000,00 bolívares, lo equivalente a 1 Dólar La ofrenda de la comunidad sumó 2.800,00 bolívares. El salario es de 40.000,00 bolívares (apena 3,35 Dólares). Con el valor del salario no se puede comprar casi nada. (1 kg de arroz: 12.000,00; 1kg de carne: 25.000,00; 1kg de pollo: 14.000,00; un cartón de huevos: 28.000,00). Podemos imaginar las dificultades en la administración de las parroquias. Pero eso no parece importar mucho. Al llegar en la Guayana encontramos a la comunidad reunida esperando al padre. Era día de fiesta, especialmente para los siete niños que se habían preparado para su Primera Comunión. Los tambores dictaban el ritmo de las canciones y la armonía de las voces brindaban un ambiente de fiesta.
El lugar estaba muy bien organizado señal de que la comunidad está asumiendo sus responsabilidades en la evangelización de las nuevas generaciones. En su homilía, P. Charles destacó la importancia de la vida cristiana en comunidad.
En el Evangelio (Lc 11, 1-13) del XVII Domingo del Tiempo Ordinario (C), Jesús enseña a los discípulos a rezar. Él muestra la bondad de Dios Padre que no deja sin respuesta nuestras oraciones. En la Guayana, la misa y las primeras comuniones de los niños renovaron la confianza de la gente en la certeza de que Dios siempre da a quien pide lo que necesita, se hace presente para aquél que lo busca y abre la puerta al que toque. Todo lo que se vivió en la Guayana, representó una motivación a los venezolanos para enfrentar la mayor crisis de la historia del país. Los misioneros están donde Jesús quiere que ellos estén: con el pueblo abandonado por el Estado. Además de ir al encuentro de las necesidades materiales, los padres se preocupan en mantener viva la esperanza siendo presencia de consolación espiritual.
Al final de la misa, la comunidad compartió un plato de arroz con pollo, jugo de frutas y chocolate de cacao, todo producido en la región. La fiesta hacía la oración del Padre Nuestro más real, anticipando lo que todos esperan vivir en una nueva Venezuela. Dios quiera que eso suceda muy pronto.
Los misioneros de la Consolata (IMC) se establecieron en Venezuela en 1971 con el P. Giovanni Vespertini, en la diócesis de Trujillo. Con la llegada, en 1974 del P. Francesco Babbini y otros misioneros, se extendió la presencia hacia la Arquidiócesis de Caracas. La delegación IMC Venezuela fue creada en 1982. Actualmente trabajan en el país, 13 padres, en Barlovento (Parroquias de Cuacagua, Panaquire, El Clavo, Tapipa); en la Arquidiócesis y ciudad de Barquisimeto, con un Centro de Animación Misionera y el Propedéutico; en el Vicariato de Tucupita entre los indígenas Warao (Tucupita y Nabasanuka); y en Caracas, sede de la Delegación, con el seminario Filosófico y la Parroquia de Carapita, en la periferia. Las Misioneras de la Consolata (MC) también tienen tres comunidades en el país, en Caracas, Puerto Ayacucho y Tencua con los pueblos indígenas Yekuana y Sanema.
Durante il corso di Formazione Continua per i formatori IMC, realizzato nella Casa Generalizia a Roma, dal 25 marzo al 7 aprile, abbiamo avuto l’opportunità di ascoltare l’esperienza dei nostri confratelli impegnati nella fromazione.
Di seguito vi proponiamo alcune delle interviste raccolte.