Soplo divino en el jardín original:
animando el barro del suelo,
consolando la humanidad en duelo.
¡Ven a resucitar la vida, Ven!
Espíritu de Javé en la historia:
formando el pueblo antigua,
organizando el pueblo nuevo.
¡Ven a crear y recrear la Iglesia, Ven!
Espíritu del Dios fiel:
discerniendo entre los jueces y los reyes,
acompañando a Moisés.
¡Ven a profetizar en este imperio neoliberal, Ven!
Espíritu del Dios de la alianza en el exilio:
reviviendo montañas de huesos secos,
resucitando la vida sepultada en cementerios.
¡Ven a consolar el pueblo en su aflicción, Ven!
Espíritu materno de Dios Padre:
engendrando en Virgen al Emmanuel,
guiando al Libertador de Nazareth.
¡Ven a acompañar los del Resucitado, Vem!
Fuego enviado de lo alto
calentando el frío del miedo,
abriendo puertas en el camino.
¡Ven a liberar la profecía, Ven!
Energía vital en la sala de Jerusalén:
congregando en la casa-comunidad,
enviando en misión más allá.
¡Ven a colocar en camino a los del Camino, Ven!
Viento y fuego de Pentecostés:
hablando en la lengua del otro,
escuchando en la voz de la propia cultura.
¡Ven a orientar la inculturación en la misión, Ven!
Espíritu de la diversidad y la comunión:
confundiendo el imperio unificador de las lenguas,
reconociendo las identidades locales.
¡Ven a tejer la fraternidad universal, Ven!
Espíritu de la fiesta en el corazón:
multiplicando el pan y el vino en la mesa,
congregando el pueblo para la minga.
¡Ven a fortalecer la red de la liberación, Ven!
p. Salvador Medina, imc
Pentecostés 2007